LA INDECISION

Por: EDY XALABARDE
Director de la revista
MAZULAGIA
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A pesar de que podemos considerar como normal en la mayoría de los casos este estado o esta actitud, sin embargo para algunas personas y en algunas circunstancias puede ser realmente un problema.

¿Qué es la indecisión?

Bueno, todo el mundo sabe qué es la indecisión. Es la dificultad o incapacidad para decidir.

¿Cómo distinguir una indecisión "normal" de otra "perniciosa"?

Un ejemplo nos ayudará. Una persona tiene que decidir sobre algo importante para su vida: Cambiar de trabajo, una cuestión sentimental, comprar una casa, etc.

Es normal que tenga un cierto proceso de reflexión. Meditará sobre las diferentes alternativas e intentará ver cómo resultaría su futuro en cada una de ellas. Pensará que lo que decida incidirá en su vida, por eso se tomará su tiempo para "estar lo más seguro posible".

Nadie podrá afirmar que esto es negativo. Antes al contrario una cierta cantidad y calidad de reflexión nos hará más conscientes de todo, hará que veamos detalles sobre los cuales no habíamos reparado, etc.

Podemos definir varias formas de indecisión nociva.

- Dificultad o incapacidad para decidir sobre algo que no es realmente tan importante. Suele producirse como consecuencia de un exceso de valoración sobre la materia o cuestión sobre la que hay que decidir. Esta sobrevaloración aumenta el tiempo de reflexión y el estrés puede dispararse.

- Tiempo demasiado largo de reflexión, incluso aunque la cuestión sobre la que se debe decidir sea realmente importante. Como hemos visto, si tenemos que decidir sobre algo importante, es normal que nos tomemos algún tiempo. Pero debemos ser conscientes de que si pasado un tiempo prudencial somos incapaces de materializar nuestra decisión, posiblemente tenemos o estamos en un problema.

- Decisiones alternativas y contrarias. Un día pensamos que lo correcto es la decisión A y al día siguiente creemos que lo mejor es la B. Repitiendo este proceso de forma indefinida. Esto suele ser típico, aunque no exclusivo, de algunos estados de enamoramiento. Un ejemplo: Una persona tiene una relación con otra. Está enamorada, pero por algún motivo no cree que la relación sea apropiada. Creerá estar razonando pero ¿cuál es el proceso? Cuando se sienta más positivo a continuar, buscará (y encontrará) todos los motivos buenos que apoyen su ¿decisión? Sin embargo, pasado un tiempo, cuando se sienta negativo hacia la continuidad, entonces se dirá que "debe ser realista" y buscará (y encontrará) aquellos motivos que apoyen su nueva postura.

La justificación no ayuda

La mayor parte de las veces, la justificación juega un papel decisivo en de la "no decisión" o en una "decisión no duradera". ¿Cómo actúa? Nos da una coartada psicológica que sirve momentáneamente de "calmante" o de "adormecedor" para nuestra mente.

Pero ojo, la justificación tiene muchos disfraces. Puede ser "lo más lógico", "lo más prudente", "es que no tengo más remedio", "yo soy así".

Cuando entendemos cómo funciona la justificación ante la indecisión, es el momento de preguntarnos ¿qué hay detrás? ¿Qué es aquello que provoca la indecisión y se oculta detrás de ella? La respuesta es sencilla... generalmente... el miedo.

Tenemos una idea equivocada sobre el miedo. Pensamos que el miedo es por ejemplo la claustrofobia, o el miedo a los muertos, a la oscuridad, etc. Pero no nos damos cuenta de que existen miedos más sutiles, de que el miedo tiene mucha más presencia en nuestra vida de lo que pensamos.

Cuando decidimos aceptar ese trabajo que no es tan bueno, ni tan bien pagado, quizá pensemos que "de algo hay que vivir" o "bueno, en el fondo no es tan malo, los hay peores". Y puede que sea parcialmente cierto, pero ¿es la necesidad o la prudencia lo que nos motiva realmente? ¿No somos capaces de reconocer el miedo, ni siquiera un poco?

Lo mismo podríamos decir de muchas otras situaciones. Podemos estar con una pareja, no porque la realmente la amemos, sino por miedo... a quedarnos solos, a lo que digan los otros, a no poder pagar el piso o el colegio de los niños, etc. El miedo como vemos también está presente.

Y podríamos describir cientos de ejemplos cotidianos en los cuales un "miedo sutil" nos hace de freno.

¿Qué efectos negativos provoca la indecisión?

Volviendo a la indecisión, podemos decir que ésta provoca siempre un sufrimiento innecesario y un estrés que puede llegar a ser tan intenso, que nos haga decidir apresurada y equivocadamente sólo para quitárnoslo de encima.

Es irónico, pero una persona puede estar "tratando de decidir lo correcto" durante un largo espacio de tiempo. El sufrimiento y el estrés suben y como llega un momento en que no puede aguantarlo más... entonces decide cualquier cosa. ¿Para qué todo ese proceso de reflexión? ¿Era de verdad para decidir lo más adecuado? ¿No sería más bien que el miedo a decidir se disfrazó de reflexión, y estuvo justificando la "indecisión"?

La indecisión tiene efectos negativos sobre nuestra psique, pero no debemos olvidar que también provoca efectos perniciosos sobre nuestra vida. Retrasa o impide la consecución de objetivos y el aprovechamiento de oportunidades. Limita nuestras posibilidades. Hace que nuestra vida sea más "pequeña", puesto que reduce nuestra capacidad de maniobra.

Y además de todo esto, fomenta la justificación y el autoengaño.

Hay momentos para reflexionar, momentos para decidir y debe haber momentos para materializar nuestras decisiones.